ORIGEN DE LA MÚSICA
ORIGEN DE LA MÚSICA
La música tiene su origen en la búsqueda de lenguaje, esto es en la necesidad de comunicación, las teorías etnomusicológicas formuladas sobre todo a partir del último tercio del siglo XIX que han tenido que ampliar significativamente en nuestra centuria el marco cronológico a la hora de determinar la antigüedad del fenómeno musical del hombre: su capacidad de distinguir diferentes alturas de sonido y la facultad de proceder a la ordenación de estos, nos remontan a hace unos 40 000 años, cuando el Homo Sapiens era capaz de imitar los sonidos de la naturaleza y diferenciarlos de los que constituían la estructura de su lenguaje, fue entonces con el llamado Homo musicus cuando comenzaron a perfilarse las primeras expresiones musicales asociadas a un hecho colectivo, rituales funerarios, cacerías y ceremonias vinculadas a la fertilidad, formaban parte de una cotidianidad de la que la música había entrado a formar parte por derecho propio.
Dentro de los conceptos de un alto idealismo, el romanticismo no solamente acepta si no alienta la sobre posición de extremos opuestos: amor a la soledad del individuo y a la vez amor al prójimo; un disfrute de lo exótico junto a una nostalgia por lo familiar; una afición a lo novedoso y al desarrollo junto con ansia por el pasado.
El romanticismo es claramente universal y de todo los tiempos y no puede limitarse a solo un período de la historia. Por una parte, la nueva sociedad del siglo XIX, hija de las ideas de la revolución francesa, desea liberarse del pasado y, así, conseguir un arte que exprese el comportamiento y las ideas de su tiempo.
A medida que avanza el siglo XIX, hay una gran influencia, que va creciendo, cada vez más, de la literatura en la música: en Alemania los poemas de Wolfgang Von Goethe y Friedrich Von Schiller, fueron utilizados por Schubert, Schumann, Brahms, etc., para producir una de las manifestaciones musicales-poéticas más importantes de todos los tiempos, el Lied Alemán. Asimismo escritores franceses y británicos fueron los inspiradores de diversas obras de Beethoven, Berlioz, Verdi y otros.
El romanticismo supone el desarrollo de los nacionalismos. Esto se nota en la acentuación de las diferencias entre los estilos musicales nacionales, y llega a venerarse a la canción popular como expresión espontanea del alma nacional.
También aparece el drama musical. Hay un sentido profundo y definitivo del “colorido” sonoro, lo que permite enriquecer el vocabulario musical con los medios que transforman y amplían el arte sinfónico de los tiempos modernos.
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